Quería hacerme algo en este color, pero de tamaño discreto. Así que nada mejor que los pendientes Masca (muchas gracias, Alondra) y para el anillo, un Felixia pequeño. Cuando algo se atraviesa, a veces es mejor dejarlo por un tiempo. Pero yo, que soy muy cabezona, lo dejo y a los dos minutos ya estoy con ello otra vez. Es la primera vez que hago los Masca y son sencillos, pero a mi se me atravesaron y me equivoqué cuarenta veces; con el Felixia, tres cuartos de lo mismo; pinchazos a montones, casi le he cogido miedo a la aguja. En fin, que para que os hagais una idea de la torpeza invertida en el conjunto, os puedo decir (y no exagero) que he gastado en las tres piezas mas de medio rollo de Nymo.
Precioso diseño de Paloma (Dulce amapola), que generosamente comparte con quien se lo quiera pedir. Mil gracias, guapa.
Aunque el dibujo me fascinó desde que lo vi, el resultado del brazalete no acaba de convencerme pues, para mi gusto (bueno, mas bien para mi brazo regordete), es demasiado ancho. Pero son demasiadas horas de trabajo como para deshacerla. Así que, decidido: ¡¡a perder unos kilillos, que falta me hace!!!!
Terminado y rematado con dobladillo y todo. Pero, de momento, va al armario. No queda bien en la mesa que tengo, porque es casi de la misma medida y apenas cuelga un poquito por los extremos. Como estoy pensando en cambiar de mesa, por ahora se queda así.
Que bonito queda!!!! Y es que, como bien dicen las expertas en esta técnica, es un vicio. Un vicio del que hay que pagar penitencia por adelantado, pues la tediosa tarea de enfilar mas de tres metros de rocalla de 11 vigilando en todo momento la secuencia correcta de color, es lo único desagradable, aunque a la vista está que el resultado compensa.
El patrón inspirado en el diseño Burberry es de Peetje y en la localización de colores me ayudó Nuria. Gracias a las dos.
Muchas gracias, Morocha, por acordarte de mi y ofrecerme este hermoso mimo. Yo se lo ofrezco a todas las que, con vuestros comentarios, me acompañais por este mundo bloguero. Vuestro es.